lunes, 4 de mayo de 2009

Noches en vela II

El acompasado ir y venir de aquella respiración hacia bajar mis pulsaciones, tanto que solo eran capaces de actuar el tacto y el olfato; tanto q no era capaz de pensar, tanto que no era capaz de moverme...solo era capaz de dejar que me diera en la cara las pequeñas ráfagas de aire que salían de ti.

Desaparecían los ruidos, no había nada capaz de perturbar el momento. Hasta que te dabas cuenta, y el instinto te obligaba a no ceder.

Y es que tenerte ahí, intuyendo en la oscuridad la silueta del rostro, me hacia ver la fragilidad de la situación, momentos fugaces antes de dormir, que me daban fuerzas para aguantar un día de caminos tangentes.

Quizá fuera culpa de los besos robados... El caso es que no se donde me he dejado la consciencia, y creo que también estoy a punto de perder la memoria.

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